martes, 14 de junio de 2016

Claves, mitos, reticencias y oportunidades para hacer prescripción social en los equipos de atención primaria.


El tema de la prescripción social acapara mi atención desde que oí el término por vez primera. Desde entonces, he ido avanzando leyendo, y documentándome sobre el tema, y lo que empezó con una combinación de recelo e interés, como suele ocurrir con todo lo que se nos ofrece nuevo, ahora deviene una oportunidad más de impregnar de “contenido social” la atención primaria.
Ya hace unos meses, en este mismo blog reflexioné sobre lo poco acertado del nombre en La prescripción social es un oxímoron y más tarde ofrecí uno de los materiales que suelo utilizar en la formación a profesionales sanitarios sobre este tema.
Hoy, doy un paso más para pensar sobre la implantación de los programas de prescripción social en los equipos de atención primaria fruto de la reflexión, la experiencia, y de la relación con los equipos y profesionales.

Para impulsar programas de prescripción social es imprescindible el mandato y el compromiso por parte de la gerencia y la dirección de los equipos. La salud comunitaria, que en definitiva es donde debe enmarcarse esta actividad, requiere de tiempo y espacio para poderse relacionar con el entorno, con las entidades, con los vecinos, para identificar activos para la salud y hacer posible que los miembros del equipo ejerzan este rol profesional , que no puede realizarse en su tiempo libre ni confundirse con el voluntariado.


El equipo debe compartir además una visión biopsicosocial de la salud , incorporar una visión salutogénica y organizar su actividad para dar respuesta a las necesidades de los consultantes ofreciendo más opciones complementarias en unos casos, y supletorias en otros a la medicalización.

Los programas de prescripción social pretenden ampliar, en definitiva,  la visión y ofrecer una panorámica más amplia con otro tipo de alternativas que hay que conocer bien, pues no todo vale.

Os dejo un cuadro, inspiración de estos días,  para ir preparados para combatir mitos y resistencias, para centrarnos en algunos elementos clave que pueden facilitar la tarea y aprovechar las oportunidades que el contexto actual pone a nuestro alcance, eso sí, exigiendo que cada cual haga lo que tenga que hacer.

Por cierto, a resultas de la entrada anterior, y a petición de algunas compañeras, estoy valorando muy seriamente hacer un Barrio Sésamo, -sin acritud- sobre el dentro y el fuera en versión trabajo social sanitario, quizás pida figurantes!





2 comentarios:

  1. El barbero opera y el cirujano rapa. Y los trabajadores sociales, en sus visitas domiciliarias...y como hacemos trabajo en equipo, pues ya puestos tomamos constantes vitales, controlamos glucemia y tensión arterial, revisamos la cura y/o cambiamos vendajes y sondajes, e inyectamos el calmante.

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Entiendo parte del razonamiento, pero ¿tendría alguna lógica que los médicos y enfermeras derivaran las personas a los trabajadores sociales para que éstos prescribieran actividades sociales (piscina, yoga,caminatas...? O es más útil y eficiente participar en la formación del equipo, co-participar en la comisión de comunitaria aportando nuestra experiencia, y que todos hicieran este tipo de prescripción social. Rescatemos tiempo en nuestras jornadas para realizar diagnósticos sociales, seguimiento de pacientes crónicos,trabajo social clínico, grupos y seamos uno más mapeando y prescribiendo activos para la salud!

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